Según los Hermanos Grimm, unos auténticos cuentistas alemanes: «Hace mucho pero mucho tiempo, los malvados magos no tenían nada mejor que hacer que enseñar a los jóvenes príncipes aquellas asignaturas útiles para gobernar un reino que ninguno de ellos tenía ganas de aprender. Y como medida reprobatoria a tan díscolo comportamiento se estableció la costumbre de que si no aprobaban las matemáticas, éstos los convertían en sapos hasta que recitasen la tabla del siete (que croando no debe ser nada fácil) o los besase una doncella casadera…»
Dice el cuento que una joven estaba jugando con su pelota de oro junto a un río, hasta que se le escapó y cayó al agua. Un sapo oyó sus sollozos, asomó la cabeza y le preguntó por la causa de su pena. Entonces se ofreció a devolvérsela con una condición: que ella lo tomara como compañero. El sapo le explicó que tendría que llevarlo a su casa, sentarlo a su mesa, darle de beber de su vaso, comer del mismo plato, acostarlo en su cama y besarlo cuando él se lo pidiera. La moza, sin pensarlo apenas, se lo prometió. El sapo de un brinco se zambulló en el agua y le devolvió la pelota. Y al pedirle que lo llevase a su casa, ella (ay, qué mentirosilla) echó a correr.
¿Y lo de que se convertía en Príncipe? Pues sí. El sapo se cuela en la cama de la chica (es que hay que ver qué no sé si es para menores este cuento…) y consigue con triquiñuelas que la doncella lo bese con mucho asco (no nos extraña nada, menos mal que no era necesario un beso de amor). Y ¡Ta Chaaaan!, se convirtió en un Príncipe que corriendito se hizo experto en matemáticas, vamos, que a poco que te distrajeras te decía de buenas a primeras: «♫ ♪Siete por siete cuarenta y nueve, siete por ocho cincuenta y seis, y el que no lo sepa es que sapo es ♫♪»
Observad la mirada feliz del Príncipe Sapo recibiendo el beso salvador
Espero que haya sido de vuestro agrado la historia de este sapo tan calculador.
El patrón del batracio es de Анжела Феклина (toylesson.ru). Y el de la Niña Besucona está basado en la Sweet Noa de Marrôt Design.