Icono del sitio Galamigurumis

Pilingui Gina: Amigurumi Vintage

Tiene ese aire retro de madame de los 50 o 60, su peinado a lo Gina Lollobrigida, sus redondeces, con ese pecho en punta que llamaban pin-up y dio origen al nombre de las chicas de calendario. Su boquita piñón y las pestañas exageradamente negras. El número de zapato tan pequeño como se pudiera resistir realzaba las abundantes caderas, que si no eran lo suficientemente abundantes ahí estaban las enaguas para ampliar el deseado volumen de efecto campana. Sus calcetinitos blancos remarcados sobre la piel desnuda del muslo por una liga inútil. Como es sabido, algunas mujeres de la época –poco antes de la vulgarización de la media que trajo el nylon y las fibras sintéticas en general- se pintaban una raya con lápiz de ojos en la parte trasera de la pierna para aparentar la costura de las medias de seda inasequibles. Inolvidable spot de Di Stefano: “Si yo fuera mi mujer, luciría medias Berkshire”.

            

No le falta detalle a mi Pilingui Gina, con su aire de amigurumi vintage. Vista de espaldas, tienes la sensación de que cuando se dé la vuelta será alguien familiar, muy querido, la síntesis de la feminidad.

Y hay que hacer mención del bolso de cadena, que apenas llevaba otra cosa que el pintalabios llamado Rouge, aunque fuera de cualquier otro color, y un pañuelo planchado en triángulo. Sin duda la prenda característica por la que eran conocidas las señoritas de provincias: “las chicas del bolso” que nunca lo abrían porque pagaban ellos, faltaría más. Y los guantes blancos, cortos para diario y largos hasta el codo para ocasión más solemne.

      

A pesar de su estilo siciliano, andaluz, o griego, de parecer esculpida por el Mediterráneo, esta muñeca está basada en un patrón alemán. Su tienda en Etsy se llama Miss Hook. En este caso me he limitado a diseñar los detalles de su transformación de ama de casa fondona muy germana, en una de nuestras entrañables gordis de paseo a la caída de la tarde por la Plaza Mayor. Y estoy muy satisfecha porque casi me huele al pachuli aquel llamado “Maja de Myrurgia” con el que se acicalaban las tías, las vecinas, las amigas de mamá, y que cuando se agachaban a plantarte un beso, colorado tatuaje en la mejillas, se te quedaba pegado en el paladar como un merengue tostado.

Salir de la versión móvil