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Pepe Gotera y Otilio, Amigurumis a Domicilio

¡La viñeta completa! ¿Alguna vez habías imaginado que podías recrear con un ganchillo y una hebra de hilo una escena de comic tal cual, hasta con los malos humos volando por encima de la cabeza de uno de los protagonistas? Bárbara Benítez es un genio. Y si todos los personajes  que nos ha ofrecido hasta ahora eran el vivo retrato -en el espíritu y en la letra- a tres dimensiones de los dibus de F. Ibáñez, en esta ocasión se ha salido. Es como si nos hubiera dicho: ¿Queréis más? Ahí te van Pepe Gotera y Otilio, amigurumis a domicilio. 

Podrías quedarte horas mirando cada detalle: El cubo de pintura derramado, el zapato de Pepe Gotera clavado en las baldosas a cuadros, la maza, los clavos en la boca de Otilio, la escalera de escalones imposibles, y todos y cada uno de los rasgos esenciales de estos chapú tan hispanos, estrafalarios y, cómo no, tan reconocibles en nuestro paisanaje.

 

Como en el verano aprovechamos para hacer las chapuzas en casa, es el momento ideal para tejerlos.

Estos obreros son, hay que decirlo, muy poco currantes. Todas las historietas comienzan con los desmesurados bocadillos de Otilio -de ballena, de vaca, de pulpo, de elefante…-, siguen con las reprimendas del jefe del bombín colorado, que no da ni clavo -nunca mejor dicho-, atraviesan toda clase de calamidades como inundaciones, incendios, electrocuciones y terminan en una carrera despavorida perseguidos por el cliente al que han destrozado la obra con sus desastres manifiestos. Chapuzas sí pero reparaciones ni una.

Pepe Gotera y Otilio se hicieron tan populares que aunque dejaron de publicarse cuando en TVE salía la Bruja Avería, ahí los tienes. Yo creo que Bárbara estaría en preescolar. Incluso, ya que hablamos de la pequeña pantalla,  recordaréis que se hizo una teleserie, basada en ellos pero sin su chispa, llamada Manos a la Obra.

Aún no están listos los patrones. Con un poco de suerte, mañana mismo podremos publicar el primero de ellos, el de Otilio. Pero no me resistía a enseñaros este retablo. Es de antología. Un auténtico homenaje a lo más genuino de nuestro sentido del humor. Un trabajo excepcional, muy divertido y nada, pero nada, chapucero. 

 
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