Las hadas son criaturas traviesas y burlonas, que suelen adoptar la forma de otros animales, a veces diminutos, para pasar desapercibidas al ojo humano. Como el caso de las que os traigo hoy aquí, convertidas en mariposas nocturnas.
Para tejerlas, en esta ocasión he utilizado un patrón ajeno: la muñeca Eefje. Pero como nos pasa a todas las «arañitas» tejedoras le quise poner mi toque personal con esas alas de colores que encontré en una tienda de decoración, destinadas en origen para revolotear por las paredes de un cuarto infantil.
Otro cambio sobre el patrón original fue el pelo. Muchas de vosotras me hacéis llegar la dificultad para trabajarlo. Bueno, venden ahora en todas partes -bazares, mercerías, tiendas especializadas en manualidades- diversas lanas tipo fantasía y yo creo que absolutamente todas sirven para ponerles un pelo fabuloso a nuestros amigurumis. En esta ocasión utilicé Mondial Anelli, que viene tal cual la madeja y solo necesitas coserlo al tuntún. Tiene además unas mijitas plateadas, una suerte de purpurina muy tenue que le viene de perlas a las mágicas hadas de nuestro bosque.
Pero las hadas, como todas sabéis, además de gastarnos bromas a veces pesadas a los adultos, pueden ser espíritus protectores de la infancia. Y por eso es muy conveniente, que las saquemos del mundo onírico y acaben en el picaporte del armario dónde nuestros niños guardan sus secretillos. ¿A que sí?
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