La paz comienza con una sonrisa, dijo. Y debía saberlo bien porque le dieron el Nobel de éso. Aunque a mí personalmente la frase de las suyas que más me conmueve es «Ama hasta que te duela, si te duele es buena señal…» ¡Qué dura esta mujer, mamma mía!
¿Adónde va tan corriendo? Seguro que a prestar sus fuertes brazos y su aún más fuerte capacidad de amar a alguien necesitado.
Madre Teresa de Calcuta, murió santa en 1997 a los 87 años de edad. Le hicieron un funeral de Estado como a Mahatma Gandhi. Se van a cumplir 20 años y aún es venerada en cada rincón de la India, a la que entregó su vida. Para conmemorar este aniversario es que he diseñado su imagen en amigurumi.
Nació como Gonxha Agnes en un pueblo de Albania, en los turbulentos Balcanes; le pusieron por nombre Teresa cuando profesó en Irlanda y a los 19 años llegó al subcontinente para seguir su tremenda vocación. Después de llevar una vida relativamente cómoda dedicada a la enseñanza y dirigiendo un colegio para niñas nada pobres, tuvo una llamada a la que no podía renunciar y en 1950, recién cumplidos los 40, fundó con algunas de sus ex alumnas la congregación de las Misioneras de la Caridad, que actualmente cuenta con más de 3.000 religiosas.
Levantó hospederías, comedores, escuelas, albergues para leprosos y hogares para niños abandonados y fue llamada la Santa de las Alcantarillas por su trabajo en los barrios más pobres de la ciudad. Por su propio testimonio sabemos que ayudó a morir a 29.000 personas que de otra manera habrían perecido en las calles de Calcuta con el convencimiento de que su esqueleto había sido vendido para adornar las facultades y consultas de medicina de medio mundo.
Ahora que ya es Santa desde el 4 de septiembre del año pasado, 2016, salen muchos detractores que le critican la mucha o poca higiene de sus centros de acogida, o que fuera proactiva contra el aborto. La llaman integrista católica. A ver ¿una Santa católica ha de ser dubitativa en sus convicciones? La pregunta sería: ¿qué han hecho por sus semejantes los que ponen su obra en tela de juicio?..
Hay una anécdota reveladora al respecto. Algunos tenían el cuajo de reprocharle la atención prestada a los más necesitados, afirmando que eso los mantenía en la miseria. Y alegaban la manida comparación entre regalar un pez o una caña de pescar. Madre Teresa tenía clara la respuesta: «Lo que dicen ustedes me parece perfecto, pero los pobres con los que nosotros trabajamos están tan débiles que no tienen fuerza ni siquiera para sostener la caña entre sus manos. Si les parece, nosotras les alimentamos para que adquieran esa fuerza y luego ustedes les enseñan a manejar la caña«.
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